Catastrofe y Placebo

Cuando la fantasía se convierte en la única alternativa a la realidad

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jueves, 22 de julio de 2010

El niño que comía vidrio

Katerine McHunny descubrió que su hijo era una aspiradora humana y aprovechó tal don para limpiar la casa y juntar vidrios de las botellas de wisky que tomaba constantemente.
Era una adicta al alcohol, a la lavandina y a quemar casas - piromaníaca -.
Sus aficiones eran:
robar, comer de arriba y matar cigüeñas porque creía que las cigüeñas habían traído a su hijo al hogar.
El niño de tan solo 4 años se acercó - después de intentarlo 40 veces- a su madre, porque la vio algo consciente, y le dijo:
- ¡mamá mirá esto! - Exclamó.
Con una gran sonrisa tomó una moneda, la tragó y la sacó por el ombligo.
- ¡Oh!, ¿estás aprendiendo magia? -
- No - respondió.
Al instante, cayó un vidrio, un Winnie Poo y el parlante del equipo de audio.
La madre sorprendida lo revisó y notó que el pobre niño estaba roto; tenía huecos por todas partes. Entonces, tomó la decisión más dura de toda su vida:
ir al hospital.

Una vez dentro del hospital, lo llevaron de urgencia a cirugía, lo abrieron y hacían chistes con monedas; cada vez que el niño se "comía la ficha" largaban una carcajada de felicidad no efímera.
El cirujano se puso serio, tomó una rueda para cortar pizza e inició la incisión.
Lo abrieron lentamente y el médico empezó a quitar el vidrio, las monedas y los objetos con las manos. De un segundo al otro, sin darse cuenta, se corta y los enfermeros detienen la cirugía diciendo:
- se cortó el cirujano -
- ciruja, ciruja jaja -
La cuestión es que el niño quedó varado dos días hasta que el cirujano despertó tras recibir una sutura de un punto casi invisible.
Los cirujanos, los médicos y los enfermeros - que temían por la vida del cirujano -, hicieron guardia y oraron a la virgen
Heman arrodillados en sal.
Cuando el médico pudo volver a moverse, se abrazaron, lloraron y dijeron "somos una familia" y corrieron hasta la sala donde estaba el niño.
Al llegar el panorama era deplorable: moscas verdes, yuyos,
libélulas.
Para espantar a las moscas, trajeron varios aerosoles
Raid, unos los usaron para tirarse en los ojos los unos a los otros para romper el hielo y con el resto, espantaron
a los indeseables insectos.
Tras varias horas, terminaron el asado, quiero decir, la operación.
Devolvieron al niño a su madre y cuanto retiró la manta que lo cubría, asustada vio como habían convertido a su hijo en una especie de galleta navideña (¿hombre de pan?). Tenía suturas desde la mitad de la cara hasta la punta del ... talón.

Moraleja: Lo barato sale caro y comer vidrio hace mal.


PD: Es una mierda, pero es lo que hay u_u

3 comentarios: